Fue inevitable la guerra La visión panorámica de las relaciones
internacionales así parece indicarlo. virajes hacia la guerra, o, dicho de otro
modo, los pasos hacia el abismo, condujeron a una situación sin retorno. En “Mein
Kampf” Hitler había escrito acerca de la necesidad y el derecho de la
expansión territorial de Alemania hacia el Este. Aunque no era muy explícito,
parecía apoyarse en la idea de que si Gran Bretaña se había convertido en el
gran imperio oceánico Alemania tenía el mismo derecho a ser un gran imperio
terrestre. Como último horizonte, el Reich alemán, sin detenerse en las
fronteras orientales de Polonia, Países Bálticos y Ucrania, se convertiría en
un imperio mundial.
Esta doctrina desataría un huracán bélico que sobrepasó todo lo hasta ese
momento conocido. Nuevas armas y ejércitos de millones de soldados sembrarían
la desolación en el continente europeo y más tarde en Asia y Oceanía.
Sobre la Segunda Guerra Mundial se dispone no sólo de unos fondos documentales inagotables, en archivos de ministerios
de asuntos exteriores, embajadas y estados mayores, sino también de un
riquísimo material gráfico, al que en principio se otorgó interés
exclusivamente bélico. Por otra parte muchos de los protagonistas han dejado
su testimonio. Así ocurre con Churchill, De Gaulle, Eisenhower y Montgomery, en
el bando vencedor; Von Papen, Ribbentrop, Goebbels, entre los alemanes; Tojo,
Sato, Konoye, entre los japoneses. Algunas de estas memorias son
autojustificativas, pero en general todas pueden considerarse valiosas para el
conocimiento de la guerra y los procesos que la acompañaron.
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